El Moulin de la Mer, que pensamos que iba a estar más cerca y al final nos salió una rutilla simpática.
Y la Pointe Saint-Efficace, donde unos chavales habían encallado con su barquita y la marea iba subiendo cada vez más. Al final llegó un hombre a ayudarlos, e imaginamos que pudieron salir de allí todos bien. La verdad es que no nos quedamos para verlo.
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