El Mont Saint-Michel en mi opinión es muy bonito verlo desde lejos, es místico, parece de cuento. Según te acercas y cada vez hay más gente va perdiendo ese encanto. Y ya una vez dentro lo pierde completamente de la cantidad de turistas que hay. Así que intentamos buscar otras vistas menos abarrotadas.
De vuelta al camping nos topamos con un paraje de la bahía. La marea estaba baja y todo parecía inmenso. Se estaba muy tranquilo y Winter disfrutó mucho correteando por la arena.
¡Espero que os gusten!
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